El gol no quiso para Colombia. No apareció. Se bifurca en algún rincón del estadio El Campín. No se vio a entrar a la cancha de amarillo. Colombia lo llamó, con clamores, y él gol no escuchó. Uruguay le seguramente, con toda su furia charrúa, y ahí sí apareció, obediente, y por eso Uruguay ganó 1-0 en la primera jornada del hexagonal final del Sudamericano. El gol para Colombia fue una sola rebeldía.
Este partido ya fue otra cosa. Colombia sintió el temblor, se dio cuenta desde el arranque que en frente estaba el líder del grupo B, el más goleador del torneo, el temible Uruguay del que tanto se hablaba.
Y la demande fue otra, no solo por ser Uruguay, sino por la ansiedad de jugar el hexagonal final y con un estadio El Campín amarillo y ruidoso y lleno, y con la duda de si el gol iba a parecer o no.
Colombia, que perdió antes a daniel luna Porque se fue a su nuevo club en España, quiso invocar el gol desde el comienzo, con la idea de que no se fuera a ir la vida en su búsqueda. muchosoma, con su velocidad y gambeta, estaba decidido a figurar, como quien dice ‘yo también quiero brillar’. Cortés puso su toque demoledor, como quien dice ‘yo quiero seguir brillando’. Con ellos, el ataque de Colombia fue dinámico, y más cuando se sumaba el lateral Ocampo o el buen volante Puerta. Colombia organizó un ataque con dinamita, pero faltaba que alguien se llevara el mecha.
El gol escondido
El problema es que el rival era de peso. Uruguay amenazó cada que tenía la pelota. Fue un equipo que puso fuerza y velocidad. Luciano Rodríguez y Álvaro Rodríguez eran igual de peligrosos, como si el apellido hiciera su tarea de confundir a la zaga colombiana. Luciano (¿o fue Álvaro?) puso un remate en el travesaño que dejó helado El Campín. Sí, fue Luciano, certificó la TV: qué peligro de delantero, de delanteros.
Colombia en su plan notó que el arquero rival como que pestañeaba en los remates: entonces le probó todo lo que pudo, a ver si esa era la contraseña del gol. En una de esas, fue Ocampo y el arquero dio rebote. Además Castilla y el arquero en lo suyo, otro rebote, pero nadie al acecho. Uruguay ayudó un poquito, pero Colombia no se enteró.
El público presintió lo peor cuando Colombia se salvó casi de milagro. Fue Mantilla El que sacó una pelota de la línea, con el arquero vencido, cuando ya todas las manos de los hinchas estaban en la cabeza or en la boca or en el pecho.
Y el gol fue de azul celeste
En la segunda parte Colombia quiso ahogar a su rival, que por fin se doblegara al cansancio oa la altura, pero nada. Uruguay seguía corriendo como si fuera de su casa.
Hubo un nuevo cambio de velocidad, a ver si por algún lado sorprendía Colombia, y se acercaba, pero ya sabemos que le falta gol. El gol se invoca pero no se materializa en este equipo. Caraballo, el ‘9’ no está fino. Zuleta, el otro ‘9’, lo reemplazó en la segunda parte, y entró con ese deseo de romper la red, de ser él el héroe, el ‘9’ más ‘9’, pero ni él, ni nadie.
Hasta que cayó la noche con toda su furia sobre la cancha. Al minuto 77 fue el portero de Colombia el que contagio en eso de dar rebotes. Lo dio. Dejó la pelota rifada, con la diferencia que los uruguayos sí acechan, y fue Facundo González, defensa, el que sacó ventaja para empujar y anotar el 1-0.
Quedaba poco tiempo, y Colombia entró en estado de angustia. Apeló al vértigo para ir a empujar esa pelota como fuera, para reclamarle al gol que se déjara de juegos. Algo limitado, porque estuvo muy cerquita. Puerta metió un cabezazo de martillo y el gol colombiano se gritó en todo el estadio y sus alrededores, pero solo fue un conato. Y luego fue Mantilla el que cabeceó con la fuerza de un país y ese arquero creció dijo otra vez que no.
Y si esas tan claras no entraron, no iba a entrar ninguna. Así, Colombia al fin renunció. Arrancó el hexagonal con amarga derrota, como son todas las derrotas.
PABLO ROMER
redactora de EL TIEMPO
@PabloRomeroET