La economía española sigue exhibiendo una resistencia sorprendente en un contexto harto complicado. La elevada inflación acumulada todavía merma el consumo de las familias; un importante porcentaje de hogares tiene hipotecas variables y sufre las alzas de tipos, y las dificultades de la zona euro lastran con fuerza las exportaciones. Sin embargo, el PIB sigue avanzando a ritmos relativamente robustos. Gracias a la fortaleza del empleo y del consumo de las familias, creció un 0,3% trimestral entre julio y septiembre, según ha confirmado el Instituto Nacional de Estadística este viernes.
Esta cifra supone una desaceleración bastante acusada frente al 0,4% registrado en el trimestre anterior y el 0,6% que se anotó entre enero y marzo. Pero es una tasa muy superior a la que ha conseguido la zona euro, del 0,1% entre julio y septiembre. “Confirma el crecimiento diferencial de la economía española respecto a los principales países europeos”, ha señalado el Ministerio de Economía en una nota.
El consumo de los hogares avanzó un fortísimo 1,4% trimestral. Varios factores explican este comportamiento. Por una parte, el mercado laboral ha dado un importante soporte a las compras de las familias a pesar de la inflación. Durante el último año ha tenido un incremento de 678.000 puestos de trabajo medidos a tiempo completo, según el INE. Y de ellos una buena parte, hasta el 40%, se debe a la entrada de inmigrantes. “Estamos creciendo porque aumenta la población y no porque haya mejoras significativas de la productividad”, apuntó esta semana el director de Economía del Banco de España, Ángel Gavilán.
La moderación de los precios también está siendo decisiva en este vigor que muestra el consumo. Combinada con la creación de empleo y los repuntes de los salarios, está facilitando que poco a poco haya una recuperación de las rentas familiares. La remuneración de los asalariados, el conjunto de nóminas que perciben los hogares, se dispara en los últimos doce meses un 8,9%. El salario medio sube, según el INE, cerca de un 5% interanual. Y eso sin duda está ayudando a paliar los efectos de la inflación acumulada. Además, el ahorro probablemente ha dado algo de fuelle a las compras de los hogares tras el repunte vivido en los trimestre precedentes. Y el Banco de España ha destacado que el crédito al consumo ha experimentado un tirón notable mientras que el resto de préstamos cae debido a las subidas de tipos.
Esta vez la economía española no se está viendo tan afectada como en las crisis precedentes. Se beneficia de la recuperación de la hostelería y el turismo tras la covid. No depende del gas ruso y posee infraestructuras para importarlo. Tiene una mayor presencia de renovables en plena crisis energética. Depende muy poco de una economía china que flaquea. Y los salarios se han moderado más que en el resto de Europa al contrario de lo que solía hacer. Probablemente esta devaluación salarial ha ayudado a la resistencia que han demostrado las exportaciones españolas. En bienes se han comportado mejor que las de Alemania, que sufre una auténtica crisis de modelo industrial sin el gas barato ruso, Francia o Italia. Y en los servicios no turísticos se sigue observando un gran dinamismo, quizás aprovechando unos costes laborales bajos.
Pese a este comportamiento sorprendente de los servicios no turísticos, el sector exterior acusa de forma muy marcada la ralentización de la economía europea. Las exportaciones de bienes y servicios se hunden un 4% trimestral. Caen sobre todo las ventas turísticas y las de mercancías. No obstante, este batacazo se ve algo paliado por la fuerte caída de las importaciones a pesar del empuje registrado en el consumo. Se desploman un 3,1%, lo cual incluso puede implicar una cierta sustitución de producción foráneos por nacionales.
Y la inversión retrocede un 0,6% entre julio y septiembre arrastrada por la caída de la construcción. “A pesar de los fondos europeos sigue sin recobrar los niveles previos a la pandemia. En cambio, en Europa ya se ha recuperado pese a la debilidad que presenta su economía”, explica María Jesús Fernández, analista de Funcas. Al menos la inversión en equipos y maquinaria sí que suma un 1,8%. Por su parte, la industria pierde un 0,7% en el trimestre, aunque la de manufacturas engorda un 0,6%. Y con un descenso del 4,3%, la agricultura sigue perdiendo peso a pasos agigantados.
El consumo de las Administraciones se eleva un 1,3% trimestral y es ya casi un 11% superior al que había antes de la pandemia en términos reales. Esta también es una de las razones que explican la resistencia de la actividad, en buena medida por las importantes ayudas públicas desplegadas para combatir la inflación.
[Noticia de última hora. Habrá actualización en breve]
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