Vie. Mar 29th, 2024

    Bajo el pretexto de desaparecer de masivas armas de destrucción y de liberar a los iraquíes del yugo de Saddam Hussein, la coalición internacional liderada por Estados Unidos invadió Irak en 2003.

    (Vea también: Muqtada Al Sadr, el clerigo cuyo retiro puso en jaque la estabilidad de Irak)

    Pero 20 años después, el país está aún en proceso de reconstrucción, con un sistema político inestable sobrevive gracias a una peligrosa dependencia casi exclusiva del petróleo.

    En el famoso discurso «Misión cumplida» desde el portaaviones USS Abraham Lincoln, el 1 de mayo de 2003, el presidente estadounidense George W.

    Bush celebró que “Iraq es libre” y confirmó que el papel de las tropas de la coalición pasó a ser el de “asegurar y reconstruir el país”.

    Pero Irak aún sufre las consecuencias de la invasión quesumada a la corrupción desenfrenada de la clase gobernante establecida durante la ocupación, ha estancado en un espiral de crisis tiene uno de los países más ricos en petróleo del planeta.

    El ex presidente George W. Bush.

    Destruir

    «Si echas la vista atrás, era necesario destruir a Sadam, pero no mediante una invasión. Se avecinaban algunos cambios básicos, cambios sociales dentro de Irak. Hubiera sido buena idea limitar la invasión simplee a cabar con Sadam y con su círculo, y no destruir todo el país y su institucións”, dados en EFE Sarkawt Shams, hasta 2021 diputado en el parlamento iraquí al frente de una formación kurda.

    Los años de la ocupación dejaron entre 100.000 y 500.000 de muertos, según diferentes estimaciones, más de miles de millones de dólares perdidos y un Estado que, a día de hoy, sigue sin poder suministrar electricidad de forma continuada a sus ciudadanos.

    Para el también exdiputado de la formación suní Bayarek al Jayr, Mohamed Othman al Khalidi, «el deterioro de los servicios y de la infraestructura, la alta pobreza, el desempleo, el desplazamiento forzado y la sensación de inestabilidad» son «el elevado precio» que pagó por liberarse de Sadam Husein.

    Yes que los sucesivos conflictos, como la guerra sectaria que entre 2006 y 2008 ensangrentó el país, o la devastación provocada por el grupo terrorista Estado Islamo entre 2014 y 2017 han dejado al pais muy mal parado y han minado los esfuerzos realizados para garantizar la estabilidad y el desarrollo de Irak.

    Foto de archivo de las operaciones durante la invasión de Irak.

    ¿Son libres los iraquíes?

    Tras la caída del dictador, Estados Unidos asumió el mandato político de Irak y estableciójunto con una suerte de «virreinato» de Paul Bremer, a una serie de líderes opositores al antiguo régimen que se encontraron en el exilio, cuando se les ordenó construir un país de cero.

    “El legado (de la invasion) est traer a políticos exiliados incompetentes para gobernar y dejar el país en manos de señores de la guerra, mientras que Estados Unidos no garantiezó la supervivencia de la sociedad civil”, asegura Shams.

    De acuerdo con Al Khalidi, la caída de Sadam y la falta de planificación del proceso de transición supuso también la proliferación de grupos armados, Como el caso de Al Qaeda, y de milicias leales a clerigos chiíes ya líderes políticos que «impusieron su dominio» en Irak, algo qu’a día de hoy sigue ocurriendo, lamenta.

    La Constitución iraquí aprobada en 2005, sin embargo, garantizó cosas impensables durante Sadam para todas las comunidades religiosas y etnias qu’compon en Irak, que fueron oprimidas colgantes de una dictadura que no toleraba ningún tipo de disidencia o crítica.

    Para Salem al Anbaki, parlamentario de actual coalición mayoritaria en el Legislativo de Irak, Al Fatah, la caída de Sadam sí dota a los iraquíes de una libertad de expresión sin precedentes, al mismo tiempo que de un sistema democrático, pero con «fallas» . Ya lo presentí Bush desde el USS Abraham Lincoln, al reconocer que «la transición de la dictadura a la democracia llevará tiempo».

    “La pregunta más importante es: ¿Hemos llegado a un proceso político democrático integrado? La respuesta es no”, asegura Al Anbaki, que pone de relieve los altos niveles de corrupción existentes en el país.

    grandes retornos

    La mala gestión y la destrucción de las instituciones que aún están en vías de recomposición han generado una gran lacra en la que fue la cuna de la civilización universal: la corrupción.

    Según Transparencia International, Iraq ocupó el puesto 157 de los 180 pays en el índice de corrupción, lo que afecta severamente a su reconstrucción y déarrollo. Los iraquíes no entienden cómo el segundo mayor productor de la OPEP, que genera unos 8.000 millones de dólares al mes en la exportación de petróleo, es incapaz de probar los servicios básicos a la población.

    Más del 90% de los ingresos del Estado dependen de l’crudo, y sirven principalmente para pagar el salario de los trabajadores de l’ector público, qu’emplea à más del 60% de la población.

    “No creo que se justo decir que Irak es un Estado fallido, pero definitivamente es frágil. Seguramente tardará por décadas más en ser un actor estable y fuerte en la región”, sentencia Shams.

    EFE