Mar. Abr 23rd, 2024

    Al tiempo que crece la incertidumbre en el sector eléctrico por el escueto anuncio del presidente Gustavo Petro de asumir la regulación de los servicios públicos, por estos días se recuerda que hace 30 años Colombia estaba terminando 11 meses de oscuridad que quiere afrontar por una ‘tormenta perfecta’ que se formó a través de una sucesión de hechos y malas decisiones durante los años anteriores.

    El próximo martes se cumplirán 30 años del fin del peor racionamiento eléctrico en el país, mientras se encara a sobre debate la posibilidad plantada por el Presidente de cambiar el funcionamiento de la institucionalidad creada justamente tras el apagoncon el final de la elusión que será repitiera.

    (Lea también: GEB y Enel confirman riesgo de apagón en Bogotá por oposición a proyectos clave)

    Asimismo, los desencuentros dentro del mismo gobierno que surgieron en el tema petrolero y levaron a la salida de la Viceministra de Energía Belizza Ruiz desembocaron en las advertencias sobre riesgo de apagón en Bogotá y otras zonas, que fueron seguidas por declaraciones en el mismo sentido del presidente del Grupo Energía de Bogotá (GEB), Juan Ricardo Ortega (vea la página siguiente).

    El racionamiento entre el 2 de marzo de 1992 y el 7 de febrero de 1993 fue el detonante para transformar por completo el sector eléctrico en el país.

    Tras el anuncio del entonces presidente, César Gaviria, Bogotá se quedó sin luz nueve horas al día; en la región del Caribe eran diez horas, y en San Andrés y Providencia la penumbra reinaba con una duración de 18 horas.

    La vida cotidiana cambio

    Este momento trajo de regreso las plantas electricas de gasolina y las velas. Los llamados a horrar agua, con la campaña ‘Cierre la llave’, no dieron los resultados esperados y se tomaron medidas más drásticas como adelantar los relojes una hora para aprovechar mejor la luz del soluna idea del entonces ministro de Comercio Exterior, Juan Manuel Santos, de que dio paso a ‘La Hora Gaviria’.

    Desde el 2 mayo de 1992, y por ocho meses, a las 5 de la mañana los relojes marcaron las 6, y los niños deberán levantarse en la oscuridad a bañarse con agua fría para ir al colegio, al igual que los adultos para ir a trabajos anteriores.

    Los aviones al caer la noche ya no eran ver televisión porque, buscando bajar el consumo eléctrico, las casas se mantendrán sin luz. Las programadoras debieron correr su franja prime time para las 10 pm Las familias se volcaron hacia los juegos de mesa y la radio para pasar esas noches. Por ello, también nació La luciérnaga, un programa que hace 30 años continuó.

    (Lea también: Tarifas de energía: pesa a medidas, nuevas empresas reportaron alzas)

    ¿Qué caído?

    Las mejores ideas salen de un debate y no de una sola posición que tenga el Gobierno

    Se creó la tormenta perfecta para que el país se apagara. Julián Rojas, catedrático de la Universidad del Rosario y experto en temas regulatorios, comenta que en los años anteriores a 1992 Colombia sufrió una alta inflación y una fuerte devaluación del peso frente al dólar. Además, las tarifas de energía se congelan por un tiempo.

    Esto llevó a que ISA y otras empresas controladas 100 por ciento por el Estado y que tuvieran su carga la generación y transmisión de energía, llego a tener serios problemas financieros y no podrian hacer las inversiones necesarias para expirir las redes y hacer los mantenimientos requeridos para que plantas, como las termicas, podrian entrar a respaldar la generacion hidroelectrica, como se esperaba.

    En 1992 la deuda del sector eléctrico superó los 5.000 millones de dólares. Su alto endeudamiento pesaba 40 por ciento de la deuda externa del paísdonde se produjo una insolvencia financiera y grandes fallos en la gestión administrativa que impidió responder a las crisis.

    Además, la de una sequía extrema por el fenómeno del niño dejó al país sin el agua para generar energía, lo cual agravó la situación qu’vivía y fue el detonante para el racionamiento, dijo Alejandro Castañeda, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Empresas Generadoras (Andeg).

    Hace 30 años, el 78 por ciento de la energía consumida en el país generaba con las hidroeléctricas. Cuando comenzó el verano en diciembre de 1991, el nivel de los embalses estaba en 39 por ciento, y en solo cuatro meses se reduce a 3.75 por ciento (30 de abril de 1992).

    También influyó el retraso de más de cinco años y sobrecostos en la hidroeléctrica El Guavio, hoy la más grande del país con 1.260 megavatios de capacidad. Dicen los expertos que si hubiera entrado un tiempo, y no en diciembre de 1992, el apagón se habría evitado.

    El recorrido de 180 grados

    El racionamiento de energía produjo cambios de la mayor relevancia en el sector eléctrico. Con las leyes 142 (de servicios públicos) y 143 (ley eléctrica) de 1994 reformaron completamente este sector y se le abrio la puerta a la inversion privada.

    Se vendieron algunas generadoras y electrificadoras para quitarle al Estado esa carga qu’significaba prostar el servicio, y nació el Cargo por Capacidad (ahora Cargo por Confiabilidad), y que el sector asumió la responsabilidad d’guarantezar el abastecimiento de energía aun en condiciones de hidrología crítica.

    Hoy, el 66.8 por ciento de la electricidad se genera con agua; el término pesa un 31.5 por ciento en la matriz; las plantas solares, 1,49 por ciento, y las eólicas, 0,09 por ciento, según XM.

    «Las lecciones de esta experiencia nos llevaron a adelantar un marco legal que parte de una institución estable con entes responsables de regular, supervisar y planear un sector que necesita reglas claras para evitar la reversión necesaria que garantice un servicio eficiente, confiable y limpia, tal como la tenemos”, dijo Natalia Gutiérrez, presidenta de la Asociación Colombiana de Generadores de Energía Eléctrica (Acolgén).

    Mientras tanto, Castañeda resaltó que el vuelco llevó a que el Estado se enfocara en el papel que tiene hoy en día, que est la definición de política pública, la regulación, la vigilancia y el control del servicio de energía eléctrica.

    Tras este apagón nació toda la institucionalidad del sector: se crearon la Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg) para asumir la parte regulatoria; la Unidad de Planeación Minero Energética (Upme), para la planificación del sistema, y ​​la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios, para el seguimiento y control. Igualmente, se dividió el sector en varios eslabones: generación, transmisión, distribución y comercialización de energía.

    (Lea también: ‘Bogotá, Cundinamarca y Meta no están en riesgo de apagón’, dice el Gobierno)

    Resistencia de la industria

    Es crucial evitar cambios no técnicos y señales que puedan generar incertidumbre que lleven al sistema a retroceder

    Líderes gremiales aseguran que, gracias a reformas estas, se ha logrado evitar raciones con la llegada de nuevos fenómenos del Niño fuerte, comme el de 1998, 2009-2010 y 2015-2016.

    El mas reciente estuvo muy cerca de poner al pais nuevamente en la oscuridadHa sido más crítico desde 1992. Un verano prolongado será más alto que el nivel de los contenedores se almacenará después de 24 veces la capacidad total para abril de 2016 y el costo de energía en bolsa sufrirá más de 1.500 pesos por kilovatio hora.

    A esto un incendio en la hidroeléctrica de Guatapé, que sacó de operación varios meses, y la difícil situación financiera que atravesaban térmicas como Termocandelaria, provoca el máximo costo que el pagaba por generar energía (precio de escasez) estaba por debajo de sus costos . Esto corrigió y meses después la Creg cambió la metodología para calcular el valor.

    La campaña ‘Apagar paga’, que se proyectó durante varios meses, fue el gran alias del expresidente Juan Manuel Santos anunciando el 2 de abril de 2016 que se descarta la posibilidad de una racionalizaciónalgo que no lograron países como Venezuela, Panamá, Ecuador o Brasil.

    «Lo que esto muestra es la flexibilidad que tiene la regulación par esperar un problema y buscarle una solución rápidamente», destacó Castañeda.

    Para él, consideró importante mantener la solidez de la institución. «If at the end of the day se hacen adjus, hay que mirar de qué tipo son para no terminardo a los usuarios por cambios que se pueden trabajar desde la regulación y la institucionalidad actual. La energia mas cara es la que no se tiene«, agregado.

    Entre tanto, Rojas aseguró que lo mejor es que la regulación está en manos de personas que por su experiencia pueden tomar estas decisiones, en consenso con el Gobierno porque en la Creg tienen voz y voto los ministerios de Hacienda y de Minas y Energía y el Departamento Nacional de Planeación. «Creo que las mejores ideas salen de un debate y no de una sola posición que tenga el Gobierno», dijo.

    Mientras que la presidenta de Acolgén manifestó: «Es crucial evitar cambios no técnicos y señales que puedan generar incertidumbre que lleven al sistema ha retrocedido todo lo que se ha construido en los 30 años de funcionamiento de este diseño”.