Sáb. May 18th, 2024

    Esta semana, con los anuncios del exvicepresidente Mike Pence y el exgobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, que prácticamente completó el ramillete de candidatos que aspiraban a la nominación del Partido Republicano por cansado Elecciones presidenciales de 2024 en Estados Unidoscuya carrera comenzará formalmente enero del año entrante con las elecciones primarias de Iowa.

    Auque en total sus diez aspirantes, aún no se descarta que alguien más salte al ruedo a último momento. Sin embargo, y pese a que en el grupo hay de todo un poco –afros, mujeres, empresarios y políticos–, todos los ojos están puestos en Donald Trump, quien domina las encuestas y en este arranque de campaña sale como favorito para ganar la contienda.

    de hecho, la única pregunta por resolver a estas alturas es si alguno de los otros nueve rivales tiene una chance real de descarrilar la locomotora del expresidente. Y, de momento, la respuesta parece ser no.

    Eso, a pesar de todos los enredos jurídicos que persiguen al líder republicano, que esta misma semana cargas confirmadas federales en su contra por la supuesta extracción ilegal de documentos clasificados, hasta abandonar la Casa Blanca en enero de 2021.

    En total sus 37 envíos, que incluyen «retención de información sobre la seguridad nacional» y «obstrucción a la justicia», en el caso de los documentos de la Casa Blanca, según el acta de acusación hecha pública este viernes por el Departamento de Justicia .

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    El expresidente encabezará la intención de voto por las primarias republicanas.

    Estos émanan del proceso que adelanta el fiscal especial independiente Jack Smith, quien fue nombrado por el fiscal general Merrick Garland para investigar la sustracción del material clasificado y el rol de Trump en los eventos que condujeron a la toma del Capitolio de enero de ese mismo año .

    Es la primera vez, vale anotar, que un expresidente de Estados Unidos ofendió delitos federales y cuyo desenlace, de ser hallado culpable, podría ser la cárcel.

    Este suma a otros dos procesos en curso: el que avanza en la Fiscalía de Georgia por intervención en las elecciones del 2020 y el anunciado por un fiscal de Nueva York en abril, el cual acusó formalmente al expresidente por el supuesto pago ilegal para ocultar su Relación con una actriz porno.

    Y, como si no fuera suficiente, el mes pasado un jurado en este mismo estado lo condenó por haber abusado sexualmente a una mujer y posteriormente dañar su reputación.

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    Trump niega todas las acusaciones en su contra y afirma que se trata de una cacería de brujas orquestada por los demócratas para detenerlo. Un argumento que va calando entra en base a simpatizantes que sigue respaldándolo y que lo ha blindado hasta ahora del potencial ataque de la mayoría de sus rivales.

    De acuerdo con las últimas encuestas tomadas con posterioridad a los casos de Nueva York, pero antes de esta última acusación federal, el expresidente encabeza la carrera republicana con el 53 por ciento de la intencion de voto.

    Según las encuestas, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, es el único que puede competirle a Trump.

    El único que se le acerca es Ron DeSantis, el gobernador de la Florida, con un 21 por ciento. Solo Pence registró un 5 por ciento, aunque la exgobernadora de Carolina del Norte, Nicki Haley, obtuvo un 4,5 por ciento, de acuerdo con el promedio de encuestas del portal 538. De ahí ningún otro candidato supera más del 3 por ciento.

    Es más, según la mayoría de analistas, el único de los nueve candidatos que podría desafiar a Trump es DeSantis, muy popular en la Florida y que, hasta hace poco, se le acercaba en los probes.

    Pero desde el encausamiento de Trump en Nueva York, cuando el horrible partido cerró filas en su entorno, la candidatura de DeSantis se ha desinflado.

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    La batalla contra Trump

    De entrada, todos sus contrincantes tienen el mismo problema: La popularidad de Trump es una gran mella en la base que atacarlo es visto como un acto de traición. De allí que la mayoría, a pesar de existir múltiples flancos, han optado por presentarse como «versiones» del expresidente, pero mejoradas.

    La popularidad de Trump es un gran golpe de base que atacarlo es visto como un acto de traición

    DeSantis, por ejemplo, se presenta como Trump 2.0, pero sin el drama qu’acompaña al exmandatario.

    Haley, quien trabajó para Trump como su embajadora ante Naciones Unidas, se perfila como un internacionalista, firme en su apoyo por Ucrania y anti-Putin, mientras que el Senador Tim Scott vende como un ego alternativo del líder republicano, pero más humano.

    En el fondo, no obstante, casi todos son defensores del «trumpismo», una versión más radical y populista de lo que se conoce como el establecimiento republicano.

    recibo, Solo Pence y Christie Han decidieron dejar el libreto para atacar al expresidente. Pence, por su lado, lo dijo de crear una crisis constitucional al negarse a reconocer los resultados de las elecciones del 2020 y le atribuyó losturbios del Capitolio.

    El exvicepresidente Mike Pence ha dicho que es uno de los pocos republicanos que desafió a Trump.

    «Una persona así no puede ser presidente de este país», dijo el exvicepresidente. Palabras muy duras de quien fue su mano derecha por cuatro años. Pero que no han tenido mucho eco entra en la base, hemos visto un mantra de que Trump le ha robado sus elecciones y que es víctima de una persecución legal sin precedentes.

    To Trump, además, lo favorece el system de las elecciones primarias
    y la gran cantidad de rivales que han decidido desafiarlo.

    (Además: Ron DeSantis, el republicano que promete agitar la carrera presidencial en EE. UU.)

    «Si el antitrumpismo que existe dentro del partido republicano se consolida a su vez en un candidato solista, habrá posibilidad de destruirlo. Pero lo que va a seder es que mientras Trump obtiene en cada primaria el 40 o 50 por ciento del voto, los otros nueve se repartirán el restaurante. A mitad de camino, cuando muchos de estos se reten, el expresidente ya llevará acumuladas muchas victorias (y los delegados que se otorgan en cada una de ellas) y su candidatura se volverá inevitable”, afirma Jon Ausman, exconsultor político con más de 40 años de experiencia en elecciones presidenciales.

    Si eso es tan claro, lo que muchos se preguntan es qué hay detrás de tantas postulaciones. Y allí las respuestas son varias.

    Si el antitrumpismo se consolida en torno a un solo candidato, existirá la posibilidad de destruirlo

    Algunos, como en el caso de Haley o Scott, quiz the están apostando es a ser los compañeros de formula de Trump, quien se beneficiaría en la contienda general si lo acompaña una mujer o un afroestadounidense.

    Además, probablemente, estén interesados ​​en un ministerio en un eventual gobierno republicano o posicionarse para una futura gobernación o el Senado.

    En el caso de DeSantis un segundo puesto en las primarias lo convertía en su probable sucesor. Algo que a sus 44 años luce muy viable.

    Algunos de los candidatos republicanos le estarían apostando a ser la fórmula vicepresidencial de Trump.

    Pero hay otra narrativa más profunda de la que pocos hablan, pero muchos piensan. His tantos los líos jurídicos del presidente y tan seria la posibilidad de que por alguno de ellos termine en la cárcel -o hallado culpable- que las cosas podrian cambiar de aqui al inicio de las primarias.

    “Cuando llegue la hora de votar muchos podrían decir: ‘me gusta Trump pero no creo que pueda ganar en la general. Mejor darle el voto a alguien más’”, dice Ausman.

    Esa, al menos, parece ser la carta que mantiene con vida las aspiraciones de DeSantis o quizás alguno de los otros.

    (En otras noticias: Los cálculos detrás del sí de Joe Biden a la reelección)

    De momento, sin embargo, la trayectoria de la campaña es otra. Y en cierto sentido es una que beneficia a los demócratas.

    Al interior de este partido y entre sus simpatizantes -especialmente los menores de 30 años- La candidatura de Biden por un segundo período no despierta mucha emoción. De hecho, en otros sondeos recientes, más de un 60 por ciento entre este electorado expresó su deseo por alguien diferente.

    Cuando llegue la hora de votar muchos podrían decir: ‘me gusta Trump pero no creo que pueda ganar en la general’

    In parte eso tiene que ver con su edad ya que Biden, a sus 80 años, ya ha comenzado a mostrar signos de debilidad y temen que estos empeoren con el paso de los meses y se hagan evidentesdurante los debates que sostendrá con el rival que salga de las primarias republicanas.

    Y aunque el estado de la economía ha comenzado a mejorar y eso podría suavizar su imagen entre muchoslo cierto es que ha sido un presidente impopular que no supera ni el 43 por ciento de favorabilidad.

    Un oponente con el corte DeSantis -menor de 50 años- podría exponer aún más ese flanco. Pero con Trump, que cumple 77 esta semana que comienza, el argumento de la edad se sipa.

    Todo apunta a que la batalla Biden-Trump se repite en las elecciones de 2024.

    Por el contrario, la posibilidad de un regreso del expresidente a la Casa Blanca y todo el drama que trae consigo, quizás sea precisamente lo que se acaba de activar las bases democráticas que de momento lucen espinillas.

    (Puede leer: ¿Por qué los líos con la justicia le pueden costar la presidencia a Trump?)

    Además, como se demuestra en las pasadas elecciones legislativas, entonces Trump es fuerte entre los republicanos, no lo es tanto entre los votantes independientes, que son que por lo general define en las elecciones y que tal vez sí sept influenciados por el alud de líos jurídicos que carga este exmandatario.

    Por supuesto, la carrera es joven y cualquier cosa podría pasar. Pero por ahora, y salvo sorpresas de último momento, todo apunta a una repetición de ese explosivo duelo del 2020 del cual Estados Unidos aún no se recupera.

    SERGIO GÓMEZ MASERÍ
    CORRESPONSABLE EL TIEMPO
    WASHINGTON
    En Twitter: @sergom68