Sáb. May 18th, 2024

    las sobras de al menos 87 personas de la etnia malasit y otras han sido enterradas en una fosa común En las afueras de El Geneina, capital de la región sudanesa de West Darfur, han sido segregados por órdenes afines del grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), según las pruebas obtenidas por la ONU.

    Los pobladores fueron obligados a colocar los cuerpos en la tumba, negando a las víctimas une entierro digno en el cementerio de la localidad, indicó la Oficina de Derechos Humanos de la ONU.

    Las FAR se enfrentan desde el pasado abril con el Ejército sudanés, en un conflicto que tiene sus focos principales en la capital Jartum, y en la región de Darfur, fronteriza con Chad.

    La masacre tuvo lugar entre el 13 y el 21 de junio y los autores eran miembros de las FAR y milicias que les apoyan en la disputa por el poder que les enfrenta con el Ejército, con el que anteriormente había colaborado en un golpe de Estado que terminó en 2019 con la transición democrática en la que se creó que se embarcaba Sudán.

    El el alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, Volker Türk, demandó a los líderes de las RSF que detengan estos asesinatos y pongan fin a toda action destinada a inflamar el odio contra ciertos grupos etnicos.

    (Siga leyendo: Al menos 17 muertos en un ataque aéreo en la capital de Sudán).

    «Estoy consternado por la falta de respeto en la manera que los muertos, sus familias y comunidades son tratados. Debe haber una investigación completa de estos asesinatos y los autores deben ser sancionados», agregó.

    Entre los cadáveres hay siete que corresponden a mujeres y una cantidad igual a niños.

    Allá ONU indicó que cuenta con información creíble que indica que varias de las víctimas murieron en la ola de violencia que siguió al asesinato del gobernador de Western Darfur cuando se contraba detenido por el grupo paramilitar.

    Según las indicaciones, varias aparecieron porque no se pudo recibir atención médica.

    Türk pidió a las FAR y otros grupos asociados a ellos que permitieran la recogida de los restaurantes y su evacuación para darles una sepultura adecuada.

    Para ello, les pedí también que escuchen toda la información relativa a las víctimas, incluidas fotografías y su ubicación en la fosa común, con el fin de identificarlas y devolver sus restos a sus familias, y que en caso de que no esté de acuerdo con hacerlo permita que sean trabajadores humanitarios los que cumplan con esta tarea.

    CEPE

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